Nuestros consejos de bioseguridad para las incubadoras

Bioseguridad, evoluciones tecnológicas y normativas, expectativas de la sociedad, problemas económicos… Las salas de incubación deben lidiar con todos estos desafíos en su día a día. Fundamentales en la cadena productiva, aseguran un perfecto control sanitario para obtener pollitos sanos y de alta calidad.

Las naves y sus alrededores, las primeras barreras sanitarias

1. Las dos zonas

La proliferación de gérmenes se produce durante la eclosión. En las salas de incubación, la eclosión es la parte más propicia para la multiplicación y dispersión de cualquier contaminante.

Por eso, la sala de incubación se divide en dos zonas:

  • La zona limpia: salas de clasificación de huevos, almacenamiento de huevos para incubar, precalentamiento e incubación. En esta zona solo circulan huevos para incubar.
  • La zona sucia: salas de incubación, clasificación, envío, lavado y desinfección de equipos. Por esta zona circulan huevos para incubar y pollitos.

Para mantener un buen nivel sanitario en la incubadora, la circulación de huevos y personas sigue un sentido predefinido pasando de la zona “limpia” a la zona “sucia”. Siempre en marcha hacia delante.

Los residuos de la incubadora se eliminan en áreas específicas sin posibilidad de contaminar el productos. Se almacenan en un vado sanitario aislado. El acceso a la sala de despiece está estrictamente limitado a esta zona de residuos.

Es fundamental que el diseño de la sala de incubación permita estos movimientos: el incumplimiento del sentido de avance contravendría los principios sanitarios básicos.

2. La ventilación

Los flujos de aire son importantes vectores de patógenos. Por tanto, es necesario comprobar que las puertas estén perfectamente cerradas y controlar los flujos. Las tomas de aire se encuentran en zonas no contaminadas. La difusión de aire en las salas se realiza en función de las necesidades y asegurando siempre un diferencial de presión que permita la circulación del aire de las zonas “limpias” a las “sucias”.

3. Las superficies (suelos, muros, techos)

Las superficies deben estar fabricadas con materiales que permitan una limpieza y una desinfección eficaces. Suelos embaldosados o de cemento liso (atendiendo al riesgo de caídas) y paredes también lisas. Es fundamental asegurar el mantenimiento regular de las superficies. Este tipo de suelos impedirá la acumulación de agua estancada y las canaletas ayudarán a evacuar las aguas residuales. Se debe definir un plan de mantenimiento de sifones y desagües. Conviene mantener siempre paredes, suelos y techos sin salientes ni aristas.

Suelos y paredes de materiales lisos

El agua: un "alimento" fundamental

Es recomendable realizar análisis bacteriológicos del agua y obtener resultados que cumplan con los criterios bacteriológicos de potabilidad.

También se deben adoptar las acciones necesarias para reducir las incrustaciones de cal en las máquinas y superficies (utilizar productos ácidos una vez al mes).

Se deben proporcionar sistemas de tratamiento de agua para garantizar la calidad del suministro en toda la instalación. Los filtros y equipos de desinfección están sujetos a un mantenimiento periódico regular para evitar que sean una fuente potencial de contaminación.

El programa esencial de limpieza y desinfección

Hay que distinguir 3 etapas:

  • La preparación, que facilita el trabajo de limpieza posterior
  • La limpieza, que elimina la suciedad de las superficies
  • La desinfección, que reduce al mínimo el número de gérmenes.

La limpieza y desinfección de salas, máquinas y equipos se pueden realizar en buenas condiciones solo si se respetan las consignas de la sala de incubación.

1. La preparación

Si se deja desatendido, el material almacenado puede ser una fuente de contaminación. Por tanto, se deben prever espacios de almacenamiento protegidos y controlar visualmente que el material está en el lugar correcto.

2. La limpieza

La limpieza debe ser tanto mecánica como química. El rascado de la suciedad se realiza en superficies húmedas para no poner en suspensión polvo ni plumas. Está prohibido barrer con escoba. Hay que utilizar rascadores.

Se debe recoger y eliminar la mayor cantidad posible de residuos, polvo y contaminantes microscópicos antes de utilizar cualquier producto.

La limpieza química se realiza aplicando una mezcla de agua y detergente para eliminar la suciedad orgánica o mineral, pero no mata los gérmenes.

Las operaciones de limpieza son muy importantes y se deben registrar por escrito, así como los productos utilizados y sus instrucciones de uso.

Limpieza de la incubadora

3. La desinfección

La desinfección tiene como objetivo eliminar los gérmenes después de la limpieza. El desinfectante debe ser un producto homologado (categoría TP3 en Europa). Toda la sala se debe desinfectar periódicamente siguiendo un plan predefinido.

Hay que controlar y mantener regularmente los dispositivos de difícil acceso, como conductos, calefactores y ventiladores. La acumulación de polvo potencialmente contaminante es muy perjudicial para el producto.

LA HIGIENE DEL PERSONAL

El personal de la sala de incubación está expuesto a múltiples riesgos sanitarios. Para garantizar una circulación segura por las instalaciones, debe haber recibido una formación teórica y práctica específica.

Además de la formación, debe llevar ropa de trabajo, y en concreto equipos de protección individual (EPI) durante las operaciones de limpieza y desinfección.

El cumplimiento de las medidas de higiene del personal requiere la instalación de varios materiales simples:

  • El vado sanitario: cuenta con una barrera de seguridad sanitaria a la entrada de la incubadora. Debe respetar la marcha hacia adelante
  • Los pediluvios: colocados en lugares claves y estratégicos, se mantienen regularmente
  • Los lavabos: deben colocarse junto a los WC, pero también distribuidos en la planta de incubación en los puntos considerados críticos
  • El vado sanitario entre zonas: se recomienda encarecidamente cambiarse de ropa al pasar de la zona limpia a la sucia y viceversa
  • Los WC: conviene instalarlos dentro de la sala de incubación para evitar riesgos asociados a la circulación de personal y hay que garantizar un mantenimiento regular y preciso de los mismos.

La higiene de los huevos para incubar

Los huevos para incubar son la primera fuente de contaminación en la incubadora.

Las normas para la recogida, el almacenamiento y la desinfección de los huevos para incubar están sujetas a un procedimiento adaptado a cada granja según sus instalaciones.

En la incubadora, hay que calificar, validar y respetar un programa de desinfección de los huevos.

Los huevos para incubar recibidos cumplen criterios cualitativos definidos por la incubadora. En el caso de la presencia de huevos que no cumplan con tales criterios, se deben adoptar medidas y acciones correctivas para garantizar un nivel aceptable.

En el caso de un suministro externo, el stock de origen debe cumplir los mismos requisitos que los impuestos por la incubadora.

Su seguridad, nuestra prioridad

Para la seguridad de los operadores, las medidas de protección son esenciales durante las labores de limpieza y desinfección.

  • Cuando use la bomba de alta presión, lleve un traje impermeable, cascos y botas impermeables
  • Al aplicar los productos, utilice equipos de protección individual (EPI) más específicos, como guantes de protección química, gafas protectoras, traje impermeable a las sustancias químicas (tipo 4) y máscara con filtro ABEPK. Si tiene dudas sobre los EPI que debe usar, consulte el apartado 8 de la Ficha de seguridad del producto químico utilizado.

Consejos para facilitar la limpieza y la desinfección

  • En la construcción de la nave, conviene utilizar materiales fáciles de lavar, como plástico y acero inoxidable, en vez de hormigón, y superficies lisas en vez de rugosas
  • Mantener las superficies en buen estado, ni desgastadas ni agrietadas, accesibles e iluminadas
  • Utilizar una bomba de lavado fija con mangueras enganchadas mediante clips en vez de atornilladas
  • Utilizar una bomba de alto caudal (28-30 l/min) y a baja presión
  • Durante el decapado, ventilar al máximo la sala
  • Aplicar los productos en forma de espuma y con la dosis correcta
  • Utilizar los equipos de protección individual (EPI) adecuados.