El término bioseguridad designa, para la cría de aves de corral para carne, todas las disposiciones y prácticas de higiene destinadas a proteger a los animales de la contaminación por agentes patógenos, así como a prevenir su dispersión a partir de una granja contaminada.
También hay que tener en cuenta la distribución de la nave y el entorno inmediato para prevenir el riesgo de contaminación.
Un plan de bioseguridad accesible para todos es obligatorio en la avicultura. Incluye las 3 zonas de actividad: pública, profesional, de cría.
Cada zona de cría tiene su propio vado sanitario dividido en 2 zonas lavables y desinfectables. Debe estar equipado con un fregadero de agua caliente, jabón líquido, toallas de papel y papeleras.
El agua destinada a dar de beber a las aves de corral para carne no está sujeta a ningún reglamento que establezca estándares de calidad, a diferencia del agua destinada al consumo humano, que debe cumplir criterios de potabilidad. Las normativas solo exigen que sea de calidad “adecuada” y, para ello, se definen una serie de criterios.
Aunque no existe un estándar establecido, se recomienda analizar 100 ml de agua para detectar la ausencia de gérmenes (Coli totales, E. coli, estreptococos, etc.).
La contaminación puede producirse en el momento de la captación del agua, pero también en las tuberías de la granja, en particular debido a la biopelícula residual. Para conocer la calidad bacteriológica del agua se debe realizar un análisis (idealmente en el vado sanitario y al final de la línea). En caso de una calidad bacteriológica insuficiente, se recomienda tomar las medidas correctivas oportunas: comprobar la estanqueidad de la captación y desinfectar el agua (dióxido de cloro, peróxido de hidrógeno o cloro).
Es fundamental conocer la calidad físico-química del agua potable ya que, en determinadas condiciones, puede provocar:
Conviene realizar un análisis físico-químico del agua al menos una vez cada 2 años.
La limpieza a presión es indispensable para obtener un impulso mecánico suficiente para arrastrar las impurezas desprendidas de las paredes de las tuberías por los productos de limpieza.
El protocolo clásico para limpiar el interior de tuberías para eliminar la biopelícula es el siguiente:
El circulador con retorno permanente al tanque garantiza que se mantenga la buena calidad del agua y la limpieza durante el lote.
El lavado y el decapado de algunas partes del edificio son las operaciones más tediosas, pero las más importantes para lograr con éxito una buena desinfección.
La materia orgánica (paja, excrementos, etc.) inhibe la acción de los desinfectantes. El éxito de la desinfección depende por tanto del rigor de la limpieza.
Solo se desinfecta una superficie limpia
No existe una buena desinfección sin un lavado previo que asegure entre el 70 y el 80 % de la descontaminación.
Para evitar una nueva contaminación rápida y temprana de un lote de aves, es fundamental lavar y desinfectar los sistemas de aireación.
Se trata de la primera operación de desinfección después de limpiar la nave. Se suele llevar a cabo pulverizando superficies previamente limpiadas. Por motivos sanitarios y normativos, no debe realizarse nunca por termonebulización ni nebulización.
Una mala desinfección por pulverización puede suponer ciertos riesgos:
El material utilizado para la descontaminación:
El uso de un cañón de espuma facilita la aplicación del desinfectante, siempre que se utilice un producto espumante. Aplicado en forma de espuma, el desinfectante resulta más eficaz (combinación de amonio cuaternario y aldehídos, peróxido de hidrógeno y ácido peracético). Además, la espuma mejora la adherencia del producto a la superficie, por lo que aumenta el tiempo de contacto y la eficacia de la descontaminación.
Como muestra la tabla a continuación, la contaminación bacteriana de las superficies aumenta durante el vacío sanitario y durante la fase de preparación de la nave para el siguiente lote:
Se recomienda la desinfección por vía aérea, generalmente aplicada mediante termonebulización, para reducir la contaminación final, antes de la entrada de las aves al inicio del vacío sanitario.
Para la seguridad de los operadores, las medidas de protección son esenciales durante las labores de limpieza y desinfección.